Elige una dieta ligera y refrescante
No se trata de comer menos, sino de seguir una dieta más refrescante con menos calorías y mayor hidratación. Incluir en nuestra dieta frutas, verduras y recetas frías, en lugar de platos grasos y elaborados, nos permitirá saciar el hambre sin que nos pese, y mantendremos nuestra piel bien nutrida e hidratada.
Bebe al menos 2 litros de agua diarios y evita las bebidas alcohólicas, que pueden producir deshidratación. Evita los refrescos, zumos y bebidas azucaradas que nunca deben sustituir al agua.
Elige comidas ligeras que ayuden a reponer las sales perdidas con el sudor: ensaladas, frutas, verduras, gazpachos. Toma verduras y frutas 2 veces al día. Si son crudas, asegúrate de que estén bien lavadas. Consume legumbres 3-4 veces por semana.
Si te gustan los lácteos toma leche, yogur sin azúcar o quesos, preferentemente descremados y siempre conservados en nevera.
Si tomas carne, quítale las grasas visibles. Elige pollo, pavo, conejo, carne vacuna sin grasa o cerdo magro 1 o 2 veces por semana. Puedes tomar pescado o huevos 2 o 3 veces por semana.
Evita el consumo de alimentos procesados, bollería y alimentos de bajo valor nutricional.
Sustituye la sal por condimentos o hierbas aromáticas y condimenta preferentemente con aceite de oliva virgen.